miércoles, 25 de mayo de 2016



El argentino de bien salió una noche de diciembre a golpear la cacerola a hacerse dueño de la historia
Brillaba en sus ojos una chispa de gloria
Y un año después leía el diario en la playa
Y hundiendo los pies en la arena decía:
No puede ser... no puede ser, que es lo que quieren ahora. ¿Quieren comer?
El argentino de bien  

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